Ahí viene la ruta, cuidado… era típico escuchar de la abuela que te decía "acompañame pa’ bajo", refiriéndose a ir junto a ella hasta el centro de Maracaibo para hacer las compras de la casa, pues todo en el casco central, se decía, era más barato.
Era usual también llegar al centro y escucharla de nuevo, al descender del bus, "dame la mano" o, sencillamente, sentir un solo templón en el brazo de mamá (la abuela, pero uno le decía mamá por respeto y cariño). Pues, en medio del bullicio maracaibero, la concurrencia de personas y, claro, el desorden de aquel lugar, ella temía perder al nieto en medio de los peligros del centro.
Como no recordar que cada vez que íbamos al centro o pa’ bajo, era un mar de emociones. Se juntaban las consignas de los comerciantes para publicitar sus productos: "Ey, todo a 100, ve, aprovechá, remate…", con el megáfono del restaurador de documentos que decía: ""Le estamos laminando el carnet, comprobante, la cédula; si la tiene rota, partida, arrugada, deteriorada, vuelta nada; acá se la laminamos, se la forramos, se la plastificamos. Le laminamos el carnet, el comprobante, la cédula y toda clase de documentos", y por si fuera poco, comer con los ojos aquellos mesones de juguetes y detalles bonitos y curiosos que muchas veces la viejita de uno no tenía como comprar para complacerlo a uno.
Lo que sí no podía faltar era el popular guarapo de panela con limón al devolvernos a la parada de la ruta para hidratarnos camino a casa.
Ese centro de emociones guarda aún esa galería de recuerdos nostálgicos, entre ellos las maquinitas restauradoras de documentos que se niegan a morir a pesar de las adversidades y que quedaron en manos de las nuevas generaciones .
"Le estamos laminando el carnet, el comprobante, la cédula si la tiene rota, partida, arrugada, deteriorada y vuelta nada. Acá se la laminamos, forramos y plastificamos. Acá le laminamos el carnet y toda clase de documentos", dice el canto, que se repite varias veces.
La interrogante es ¿quién creó este peculiar mensaje?, Noticia al Día recorrió el centro de Maracaibo y conversó con algunos propietarios de los famosos carritos reparadores de documentos, para consultarles y si tenían información sobre el origen del creador de este famoso mensaje pregrabado.
"Esa voz es de Sergio, y el apellido te lo debo mamita", expresó uno de los dueños de este negocio.
"A mí Sergio me dio la grabación en un casete y luego la pasé a CD. Desde entonces todos los que trabajamos en esto usamos la misma voz", aseguró. ¿Quién será Sergio, Dios…?
Cerca de su carrito se encontraba otro cirujano de la cédula y el carnet de circulación, con la misma canción. No se distinguía entre uno y el otro sonido porque los dos estaban sonando al mismo tiempo, con las mismas frases.
"Vaina, mi vida, fue un tal Ramón, quien hizo la voz", señaló el dueño del segundo carrito. Datos históricos hablan muy poco de algunos referentes como este y del señor de la barquilla, ¿se acuerdan?: "Barquillas, barquillas, barquillas el más rico helado y el mejor precio del mercado". Piezas históricas que forman parte de nuestra idiosincrasia.
Cualquier marabino que ha ido al centro ha escuchado este sonido y ha plastificado por lo menos una vez en algunos de esos carritos reparadores de documentos. Sobre todo en época de inscripciones, ¿no que no?
Lo cierto es que hasta el momento la incógnita de quien fue el creador de esta peculiar rima seguirá en la interrogante…
Así como se escucha este canto, existen otros también que como la de: "Lleve dos por el precio de uno", "Tenemos plátanos verdes y maduros", el centro es como una sinfónica de peculiares sonidos al momento de vender.
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